El pasado sábado asistí a un congreso de escritores
celebrado en Barcelona donde estuvimos compartiendo más de 30 escritores y
escritoras. Cuando expresé que a mí me gusta escribir, pero también me gusta
vender mis libros y ganar dinero la mayoría se echó la mano a la cabeza. Me
insinuaron que yo no disfrutaba escribiendo y que ellos sí, y que a mí solo me
importaba el dinero a lo que respondí: ¿Perdona?
¿Llevo año y medio inmersa en mi novela, escribiéndola y
promocionándola, soy escritora, gabinete de prensa, comercial, llevo muchos
días en que no he dormido, desgastada, con dolores en los riñones, infección de
orina y es pecado que piense en ganar dinero por mi trabajo?
Desde que supe que las editoriales pagan entre el 2% y el 5%
de comisión si eres un escritor novel y las distribuidoras se quedan entre un
50 y un 60 % decidí que yo sería “Juan palomo” yo me lo guiso y yo me lo como. Obvio,
esta decisión ha supuesto muchísimo sacrificio, pero he preferido eso y verme
recompensada y no dejar mi esfuerzo tirado en una papelera.
Hace unas semanas estuve en una charla de una escritora
colombiana que hablaba de sus libros en Casa américa, y una del público le
pregunto: ¿De qué viven los escritores? Ella se quedó un rato muda y contestó pues
no lo sé, yo solo me limito a escribir. Allí reconfirmé mi decisión que lo
haría todo yo, para eso existe internet y para eso está la editorial más grande
del mundo llamada Amazon.
Respeto las personas que deciden resignarse a escribir y
ganar dinero de otro trabajo, pero yo no me resigno a eso, quiero vivir de la
escritura y para eso tengo que vender mis libros, ¿sino cómo?
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